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kabalah Tzvi ben Abba Shaul
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14 de Mayo, 2010 · General

Aquí se cumple con ‘la Letra’

Aquí se cumple con ‘la Letra’ info.com.co.il.tzvibenabbashaul.
Durante el segundo año del éxodo de Egipto, Moshé y Aharón recibieron orden de Hashem de contar a todos los israelitas varones cuyas edades oscilaban entre los veinte y los sesenta años. Estos varones quedaron sujetos a cumplir el servicio militar. El censo reveló que seiscientos tres mil quinientos cincuenta hombres estaban disponibles para cumplir sus deberes en el ejército. La tribu de Leví fue excluída del censo general a causa de su misión especial en el Mishcán (Santuario).

Debía mantenerse el orden y la disciplina en todo momento, ya fuera que los israelitas estuvieran acampados o en marcha. El campamento fue dispuesto en forma de cuadrilátero, con el Mishcán en el centro, protegido en sus cuatro lados por las tiendas de los leviím. Las doce tribus fueron divididas en cuatro grupos, cada uno de los cuales tenía el nombre de su tribu principal, y todas éstas formaban el cordón exterior. Iehudá, junto con Isajar y Zevulún, estaban ubicados en el lado oriental del campamento; Reuven, Shimón y Gad acamparon en el lado sur, Efraím, Menashé y Biniamín se ubicaron en el extremo occidental, y Dan, Asher y Naftalí en el área norte. Durante los viajes de la nación, el grupo liderado por Iehudá marchaba al frente, seguido por Reuvén, Efraim y, en la retaguardia, Dan. Algunos comentaristas sostienen que todo el conjunto se movilizaba como un cuadrilátero, conservando la misma forma que tenía cuando estaba acampado.

Originalmente, los primogénitos habían sido elegidos por D-s para cumplir los servicios sagrados. Después de cometido el pecado de éiguel hazahav (becerro de oro), esta codiciada tarea fue asignada a los leviím, quienes se habían mantenido fieles al Señor en todo momento. En consecuencia, Moshé recibió orden de encomendar a los levitas el servicio del Mishcán bajo la supervisión de Aharón y sus hijos. El censo efectuado reveló que había un total de veintidos mil trescientes leviím.

A cada una de las familias levíticas - Guershón, Kehat y Merari - le fue asignada una tarea aparte en el servicio del Mishcán. Los guershonim, en el aldo occidental, eran responsables del transporte de las cubiertas del Mishcán. Los kehatim, acampados en el lado sur, trnasportaban el Arca, el Shulján, la Menorá y los mizbeijot (altares). Los miembros de Merari, situados en el lado norte, tenían la responsabilidad de transportar las tablas, los pilares, las clavijas y los cubos del Mishcán. Los miembros de Kehat fueron advertidos de que no debían tocar y ni siquiera mirar los objetos sagrados, que eran cubiertos por Aharón y sus hijos antes de ser trasladados. Elazar, hijo de Aharón, era el supervisor general del Mishcán, cuidando en particular la provisión de aceite para las lámparas, el incienso, la minjá continua y el aceite de unción. Esto es parcialmente analizado en la parashá siguiente.

Al inaugurar nuestro cuarto jumash –Bemidbar-, infinita señales parecen izarse junto a los estandartes y banderas de los shebatím –las 12 tribus de Israel- en ese campamento fenomenal formado en el corazón del desierto.
Si bien el orden aparece como la característica sobresaliente, ése orden insinúa algo más. No sólo se nos presenta una formación disciplinada y sólida, ni tampoco una conducta militar que se cumplía ‘al pie de la letra’…
Aquí se cumple con ‘la Letra’ es cierto. Con la letra y la Palabra emanada de HaShem Quien Los ha conducido a los Benéi Israel desde las angustias egipcias hasta la posición de erguidos y libres: “…vaholej etejém komemiut” nos decía el libro de Shemot a la hora de salir de Mitzráim.
El desierto nos abre las puertas de otra organización esencial: la familia de Israel. Aquella que pretendió ser borrada por el Faraón durante décadas y centurias; una familia que alcanza una definición magistral en las palabras de la Torá y en su interpretación por los sabios de cada generación.
Al presentarnos al pueblo judío y su formación singular nos dice la Torá hoy en nuestra perashá sabática: “Lemishpejotam le beit abotám…”, es decir que la organización nuclear del pueblo judío, si bien se reconocía por su origen tribal, la conformaban: ‘de acuerdo a sus familias, por sus casas paternas’.
Al interpretar esta expresión, afirmaron nuestros sabios: “Amar HaKadosh Baruj Hú…Elu benei abot hem”(Midrash Bemidbar Rabá I:5). ¿Qué nos dice el Midrash? ‘Que dijo El Santo Bendito Él…Estos son hijos de sus padres’. ¿Cuál es el significado de estas palabras?
Enseñaba Rab Moshé Tzví Neria Z”L (“Ner laMaor”) que ‘es una buena señal para la generación de la continuidad –los hijos y los nietos-, el no considerarse y sentirse que la historia comienza a partir de ellos sino por el contrario, ellos mismos se reflejan en el espejo de sus familias, las generaciones que les precedieron; pueden ver y reconocer lo bueno y lo bello que habita en las raíces familiares, que no es sino la fuente de los frutos más dilectos que brotaron y crecieron en sus árboles; que pueden divisar en ellas, las semillas que dieron la flor de su saber y las raíces de su accionar…’.
Elocuente descripción del autor. Continuadores, no precursores. Allí uno de los pilares del pensamiento bíblico. Hay ‘Abot’ –los padres=principios - irreemplazables y vivientes en cada generación. Y hay ‘Baním’, los hijos, los continuadores que asumen su realidad desde el lugar del orgullo, del saberse parte y ser responsables por ella.
Parece ser que el Rab Neria Z”L quiere sostener con vehemencia que, seamos quienes seamos, debemos mirar hacia la raíz, no sólo hacia la copa; sólo así sabremos sostener el presente y garantizar el futuro. No ser improvisados en cuestiones de familia es el mandato singular de nuestro inicio por el transcurso del desierto.
‘Las ideas que habitan en nuestra mente no pueden pasar por herencia, sin embargo las cualidades y virtudes de nuestro corazón se transmiten de padres a hijos así como la herencia materna recorre a cada generación y generación’.
Una generación de complejidades será la del desierto como usted bien lo sabe querido lector. La actitud de muchos no penetró la sensibilidad de sus hijos. “Ubenéi Koraj lo metu” afirma nuestra Torá. ‘Los hijos de Koraj no murieron’. Y todos creemos recordar bien ese nombre y a ese hombre y su revuelta sin sentido en este desierto. 
Así como habrá una generación de los ‘conquistadores de la tierra’, que pudieron imitar el modelo materno, de aquellas mujeres que jamás renunciaron a su lugar en el sueño nacional del pueblo judío y que era alcanzar la ‘buena tierra’…
El sagrado maestro Rabi Jaim Ben Atar, autor del libro “Or haJaim” solía explicar la hermosa brajá que Iaacov dio a sus nietos –que no conocía, es decir los hijos de Iosef nacidos en Egipto-, de esta manera: “Veikaré bahem shemí veshem abotái…” ‘y que sea llamado en ellos mi nombre y el nombre de mis padres’. 
“La palabra ‘veikaré’ proviene del vocablo ‘iekar y guedulá’, dignidad y grandeza, quiere decir: que pueda el nombre de sus padres se dignificado y engrandecido a partir de los hijos’.
¿Cómo se alcanza tal dimensión? Cuando los hijos recorren el largo camino del vivir y se preparan a dar los pasos correctos y esperados, los cuales conduzcan a la dignificación de sus padres y abuelos, afirmaban los sabios.
Aquí en el desierto, donde las huellas parecen borrarse ante la menor tempestad y los fuertes vientos, el sello del pasado parece quedar indeleble a cada paso de los Benéi Israel…Sólo así se reúnen las fuerzas suficientes para llegar a la tierra de promisión.
Aquí, en las diásporas-desiertos de la posmodernidad, hay un valor del cual no hablamos pero se impone tratar: nuestras familias, nuestros reflejos cotidianos… ¿Seremos los padres hoy ese espejo donde reflejan las generaciones? ¿Seremos motivos de raíces o de desapegos? ¿Estaremos en condiciones de afirmar nuestra formación y conformación, es decir, lo nuclear en nuestras vidas: la familia? La familia desde una existencia significativa por cierto. Aquella que permita ver y reflejarse. Como en el Desierto. Porque en este desierto de la Torá, lo que no se ven son espejismos…No precisamente…


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publicado por kabalah a las 11:46 · Sin comentarios  ·  Recomendar
 
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