Los tres metales primarios de la Torá, con los que fue construído el Tabernáculo del desierto y el Templo Sagrado son “oro, plata y cobre”. Si el oro alude al lobo y el cobre a la serpiente, esto implicaría que el león corresponde a la plata.Metal puro y blanco con un lustre brillante, mejor conductor de la electricidad que todos los otros metales, la plata brilla como la luz (blanca), asociándose con el león, cuyo nombre en hebreo se similar a “luz”.
Cita el jasidismo y explican las enseñanzas rabínicas que estos tres metales aluden a los tres niveles de salud y enfermedad y a la manera en que el alma doliente da caridad, despertando así la misericordia de Di-s para sanarlo. El nombre de cada metal se puede leer como un acrónimo:
Zahav: Ze Hanoten Barí
Oro: Este es el que da salud.
Kesef: K’sheié Sakanat Pajad
Plata: Cuando hay un peligro amenazador.
Nejoshet: Netinat Hajolé She’amar T’nu
Cobre: La donación de una persona muy enferma que dice: “dá”!
De esto queda claro que el estado más peligroso de gran temor y pánico es el del cobre, el miedo a la serpiente, a la locura. De acuerdo con los sabios, en los casos de enfermedad aguda el pánico hace perder la cabeza a la persona y se apresura a ordenar a los presentes que entreguen sus bienes según sus exigencias.
El temor al lobo es “oro”, aún sano en comparación con el del león (la plata) y la serpiente (el cobre). En concordancia con los tres síndromes de temor descriptos en los capítulos anteriores y sus rectificaciones, dar “oro” rectifica el triplete de los atributos de conducta innatos del alma (netzaj-hod-iesod) -las buenas acciones son “oro”. Dar “plata” rectifica el triplete de los poderes emotivos del alma (jesed-guevurá-tiferet) –los buenos sentimientos son “plata” (“amor” en cabalá). Dar “cobre” rectifica el triplete de los poderes intelectuales del alma (jojmá-biná-daat) –los pensamientos correctos y buenos son “cobre”. De esta manera, aunque parezca paradógico, el metal más precioso es el que rectifica el miedo más femenino que es el de la violación, y el menos preciado rectifica el miedo agudo a la demencia.
En línea con la teoría de la homeopatía, que da gran relevancia a los metales para la curación de las enfermedades, valdría la pena examinar la eficiencia de estos tres elementos en la curación de los tres síndromes fundamentales de enfermedad.
Finalmente, notemos qué pasa cuando se acomodan en un cuadrado las tres palabras de tres letras zeev, arí y najash:
Una diagonal del cuadrado forma Zeresh, la esposa de Hamán, el arquetipo principal de Amalek en la Biblia. Como figura femenina, Zeresh personifica los tres síndromes de temor del alma, violación, muerte y locura. El milagro de Purim, la victoria sobre Aman y Amalek, representa más que cualquier otro milagro o festividad la victoria sobre el miedo; al final de la historia el “miedo de los judíos” o el de “Mordejai” cae sobre todas las naciones. La festividad de Purim alude al banquete del Leviatán en el mundo por venir, cuando sólo se temerá a Di-s, no habrá más enfermedad ni muerte y la causa misma del miedo en el alma será para siempre risa.
El cobre, NEJOSHET tikun del maestro Tzvi ben Abba Shaul. De acuerdo con los sabios, en los casos de enfermedad aguda se incorpora el elemento cobre Timna: Valle de las Antiguas Minas de Cobre a unos 30 kilometros de Arava kabalah center. Maestro Tzvi ben Abba Shaul realiza sus tikunim en esta region del valle.
ierra que sus piedras son de hierro
y de sus montes cortars metal
Deuteronomio 8:9 El Valle de Timna Es una formación semicircular erosional de unos 70 m2, abierta en el este hacia la Aravá; en el norte, oeste y sur está rodeado por acantilados de unos 300 metros de alto. En las partes más bajas de estos acantilados y en las laderas frente a ellos, se excavaron en tiempos antiguos nódulos ricos en cobre (hasta 55% de cobre), principalmente de malaquita y calcocita. Desde que el hombre descubrió, en el sexto milenio AEC, cómo convertir un pedazo de roca en metal maleable, se han explotado las minas de cobre en el Valle de Timna, incluso en tiempos modernos, por la Compañía Minera Israelí Timna, que ya no funciona.Aún son visibles en las escarpadas montañas extensos restos de actividad humana durante los primeros períodos. Hay evidencia de una actividad minera cuprífera en pozos y galerías, y fundición de cobre en hornos de diversos tipos, y hay restos de campamentos y varios sitios de culto, incluyendo un santuario minero egipcio. La existencia de restos de producción cuprífera en Timna era conocida por estudios llevados a cabo a fines del siglo pasado, pero la atención científica y el interés público se despertaron cuando en la década del 30 Nelson Glueck atribuyó la mina de cobre en Timna al rey Salomón (siglo X AEC) y llamó al lugar "Las Minas del rey Salomón"; esta teoría no ha sido verificada por subsecuentes trabajos en el terreno. Estudios y excavaciones en el Valle de Timna se realizaron entre 1959 y 1990. De los sorprendentes hallazgos se puede reconstruir la larga y compleja historia de la producción de cobre allí, desde el período neolítico tardío hasta la Edad Media. La actividad minera en el Valle de Timna alcanzó su cúspide durante el reinado de los faraones de los siglos XIV y XII AEC, cuando expediciones mineras egipcias, en colaboración con madianitas y los amalecitas locales, convirtieron el Valle de Timna en una industria cuprífera en gran escala. Minas de Cobre Después de una fase inicial de recolección de nódulos minerales superficiales en tiempos prehistóricos, los antiguos mineros siguieron excavando las vetas minerales subterráneas. Estos antiguos pozos, martillados en la roca con grandes e incómodas herramientas de piedra, eran enormes agujeros irregulares de los cuales salían galerías en todas las direcciones, siguiendo el mineral. Los mineros egipcios que vinieron más tarde usaban cinceles y azadones de metal y excavaron pozos muy regulares, tubulares, con marcas para los pies en las paredes para desilzarse hacia abajo y arriba en los pozos. Algunos de estos pozos penetraban a una profundidad de 30 metros y más antes de llegar a la formación rica en metal. Desde los pozos, estrechas galerías seguían la existencia de mineral, abriéndose en cavidades subterráneas cuando se excavaban grandes nódulos de mineral. Al crecer la compleja red de galerías, pesadas cargas de mineral debían ser sacadas por las estrechas galerías hasta la superficie. Estas sofisticadas minas de múltiples niveles de pozos y galerías, con apropiada ventilación subterránea, son las minas sistemáticas más antiguas de este tipo que se hayan descubierto hasta la fecha. Las minas eran abandonadas cuando disminuía la concentración de nódulos de mineral. Los pozos y galerías abandonados eran llenados intencionalmente con desperdicios de la mina, o se llenaban gradualmente con arena traída por el viento y el agua. Evidencia de su existencia se ve aún en los miles de "platos" en las laderas debajo de los acantilados de Timna. Producción de Cobre El más antiguo y bien conservado horno para la fundición de cobre data del quinto milenio AEC. Consistía en un pequeño pozo cavado en el suelo con una subestructura baja de piedras, y se ventilaba con fuelles de piel de cabra. La fundición en estos pozos era primitiva e ineficiente. Durante los siguientes tres milenios, el cobre fue producido en hornos que se mejoraban constantemente y un control de los procesos metalúrgicos. Ya en el período calcolítico (cuarto milenio AEC) se agregaba hierro (obtenible en Timna) a la carga de cobre y calcopirita, lo que mejoraba considerablemente la fundición. Otro gran paso adelante, en el tercer milenio AEC, fue decantar la escoria del horno caliente, lo que hacia posible la continua fundición y ahorraba precioso combustible. El cobre metálico producido por medio de este proceso quedaba en el fondo del horno como un lingote irregular - probablemente el más antiguo lingote de cobre de la historia. No hay evidencia de excavación minera o fundición en Timna desde mediados del tercer milenio AEC hasta fines del segundo milenio AEC, cuando llegaron las expediciones mineras egipcias. Se encuentran las ruinas de numerosos campamentos de trabajo, principalmente talleres para la fundición del cobre. Uno de los más grandes campamentos (400 m2) fue excavado; en su patio central un pozo de piedra contenía nódulos de cobre para ser triturados en una plataforma de piedra cercana. Una variedad de herramientas para moler, como martillos de granito, morteros y machacadores, yunques y molinos de mano se encontraron en esta plataforma. Cerca de los hornos de fundición, a cierta distancia de los talleres, se encontraron montones de escoria, pozos de carbón, toberas, herramientas de piedra y montones de vasijas. En el siglo XIV AEC, durante la producción de cobre egipcio-madianita en Timna, se empleaba un horno de fundición muy avanzado, que consistía en un hogar cavado en el suelo con forma de fuente. Tenía alrededor de 40 cm. de diámetro y 50 cm. de alto. Algunos de los hornos tenían forma de cúpula. Frente al hogar de fundición había un pozo poco profundo que servía para decantar la escoria. Un tubo de arcilla penetraba en la pared del horno frente al agujero de la escoria como una tobera por medio de la cual se soplaba el aire. Para cada horno se necesitaban tres fuelles y el área de fundición estaba llena de cientos de fragmentos de toberas. Tl Templo de Hathor A los pies de la enorme formación de piedra arenisca en el centro del Valle de Timna conocida como "Los Pilares del rey Salomón", se excavó un pequeño templo egipcio. Dedicado a Hathor, la deidad egipcia de la minería, fue fundado durante el reinado del faraón Seti I (1318-1304 AEC) y servía a los miembros de las expediciones de minería egipcias y a sus compañeros locales. El santuario consistía en un patio abierto de 9 x 6 metros, con un naos (cámara de culto) en la que se ha cortado un nicho en la roca, aparentemente para alojar una estatua de Hathor. El templo resultó muy dañado en un terremoto y fue reconstruido durante el reinado del faraón Ramsés II (1304-1237 AEC), con un patio ampliado (10 x 9 metros) y un nuevo piso blanco sólido. Las paredes estaban hechas de piedra arenisca y de granito, pero la fachada era de piedra arenisca blanca del área de la mina. El templo con sus dos columnas cuadradas con cabezas de Hathor, debe haber sido una impresionante visión a la luz del sol naciente. En el patio del templo había un taller para verter figuras de cobre como ofrendas. Entre los hallazgos en este templo se cuentan inscripciones jeroglíficas que incluyen sellos de la mayoría de los faraones que reinaron en los siglos XIV - XII AEC. Había también numerosas otras ofrendas egipcias, incluyendo muchos objetos de cobre, vasijas de alabastro, figuras de gatos y leopardos de loza, sellos, esculturas, figuras y placas de Hathor. En total, se descubrieron miles de artefactos en el templo egipcio. Al decaer el control egipcio de la región a mediados del siglo XII AEC, las minas en Timna y el templo de Hathor fueron abandonados. No obstante, las actividades de culto en el templo fueron restauradas por los madianitas, quienes permanecieron en Timna por un corto período después de la partida de los egipcios. Ellos quitaron la mayoría de los rastros del culto egipcio y borraron las imágenes de Hathor y las inscripciones jeroglíficas egipcias de la estela. Se hicieron otros cambios: se construyó una hilera de matzevot (estelas) y se erigió un "banco de ofrendas" a ambos lados de la entrada. Restos de tela de lana encontrado a lo largo de las paredes del patio demuestra que los madianitas convirtieron el templo egipcio en un santuario de carpa en el desierto. Entre los hallazgos en este santuario madianita se cuentan ofrendas traídas especialmente de Madián, incluyendo hermosas vasijas y joyas de metal. De particular significado es el hallazgo de una serpiente de cobre con cabeza dorada. Recuerda la serpiente de cobre descrita en Números 21: 6-9. La evidencia de una sofisticada cultura madianita, como se encontró en Timna es de extraordinaria importancia a la luz de la narración bíblica del encuentro de Moisés y Jetró, sumo sacerdote de Madián, y la participación de este último en la organización y el culto de los Hijos de Israel en el desierto (Exodo 18).
El estudio y las excavaciones en Timna fueron llevados a cabo por B. Rotenberg, en nombre de la Expedición Aravá bajo los auspicios del Museo Haaretz de Tel Aviv, el Instituto de Arqueología, la Universidad de Tel Aviv y (desde 1974) el Instituto de Estudios Arqueo-metalúrgicos de University College, Londres.
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